La llata de ternera es el corte ideal para preparar un buen fricandó, uno de los platos más tradicionales de la cocina catalana. Esta pieza, extraída de la espalda de la ternera, es tierna, jugosa y con el veteado justo para lograr una cocción lenta y sabrosa.
Su textura melosa y su capacidad para absorber los sabores del sofrito y las setas la convierten en la mejor opción para que el fricandó quede suave, aromático y lleno de sabor.






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